Porque todo nacemos únicos y pocos morimos especiales.
Un pasado en blanco y un futuro por dibujar.
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domingo, 15 de abril de 2012

Tarde.

Por fin creo concienciarme de esta realidad, del paso del tiempo, y de como ha influído en esta parte de mí. Por fin soy consciente sin negaciones infundamentadas de que no solo ha pasado mucho tiempo, sino demasiado como para obviar el hecho de que es irremediablemente una variante en nuestras vidas y que las ha cambiado. Las situaciones nunca vuelven a ser las mismas, las circunstancias aunque similares nunca vuelven a repetirse y a pesar de que nos duela, de que soñemos con retroceder en el pasado, o a veces prefiramos que el tiempo se acelere para ver pasar rápidamente algo que vivimos y nos disgusta, no existen fórmulas mágicas que puedan alterar la realidad que nos incumbe. Yo por ello ya no busco un milagro que lo altere e intento centrar mi atención en otro tipo de cosas en las que mis críticas encuentren un lugar donde ser escuchadas y quizás puedan contribuir a la mejora de algo. Si acaso, incluso me contento con lo que me ha otorgado la experiencia, de no pensar como hace años aún permaneciendo siempre fiel a mi misma, de no recaer ya en todo aquello lo cual veo ahora tan lejano que a penas puedo percibir lo mucho que me influía en aquel presente.
Ha llovido desde entonces, y también esta lloviendo ahora, y también lo ha hecho demasiado. La lluvia lo ha empapado todo, lo ha encharcado y a brotado y ha caído desde las nubes y desde mis ojos sin que pudiera haber hecho nada para evitarlo. Todo después de la lluvia brilla y se transforma sin que exista algún lugar en el mundo donde pueda cobigarme y no sentirla tan presente como si mirase al cielo y nos enfrentásemos.
Desde mi ventana casi todo permanece igual: el mismo lugar, con las mismas personas y una apariencia parecida, más mayor, todo un poco más viejo y a la vez más nuevo, porque si reparas en las hojas de los árboles, los tallos de las flores, cada piedra que cada día veo pisar o el mismo azul del cielo, descubres pequeñas cicatrices en sus rostros, algunas pérdidas y otros nacimientos. Pero permanecen creciendo aunque parezcan marchitarse en algunos momentos duros, todo sigue.

Sería un error para mí volver ahora atrás, un error que no estoy dispuesta a cometer.

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