Porque todo nacemos únicos y pocos morimos especiales.
Un pasado en blanco y un futuro por dibujar.
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martes, 8 de marzo de 2011

Tortuga ninja.

Caparazón y espada y piel y cuerpo y alma, a cada cual mas vulnerable, distante e inaccesible.
Como un animal lento, adelantado por todos, cuya boracidad solo conocen los exclusivos que le han observado de forma minuciosa y detallada.
Como si su oficio la fuese a proteger de todas las amenazas,
como si su concha recubriese cada parte de su estructura de modo que nadie pudiese tocarla,
como si las barreras cutáneas fueran inquebrajables y los órganos que la componen no pudiesen ser dañados,
y por último, como si su mente y corazón no se retorciesen constantemente en una incansable búsqueda de soluciones indescifrables ante la inmensidad de problemas planteados.
Caminaba firme con el arma desenvainada y un oscuro antifaz, sobre su fría y escamosa piel verde, con la intención de mantener en secreto su identidad.
Con el cincho que no solo ceñía los costados.
Con las bandanas defendiendo sus manos desnudas para salvar del dolor tanto a ella como a sus adversarios, y sendas consciencias, del color donde se hallaba encasillada y que aun creyendo poseer el suficiente poder para cambiarlo, no habia osado abandonar.
Con sus extraños y característicos rasgos anatómicos que nadie juzga pero tampoco ama.
Con sus acompañantes que no son soldados sino amigos pero que en dicha práctica se basa su relación.
Sin nada que decir y, en ocasiones, incluso pensar, pero con interesantes divagaciones que ni ella es capaz de aclarar y, en otras circunstancias, siquiera de encontrar.
Sin cazatalentos u oyentes sinceros.
Sin la mínima esperanza pero con demasiadas espectativas de éxito.
Con cambios de humor, días y momentos felices o tristes que no son definidos por los diversos contextos en los que se ve envuelta o por un criterio propio razonable.
Obligada a presentarse siempre con la inicial en la hebilla de un nombre que a pesar de apreciar, en menor o mayor medida, no explica verdaderamente quién es.
Obligada a recurrir siempre al mismo manjar italiano y a vivir en los mas bajos suburbios convencidos los demás de la suerte de tener aquel recóndito refugio que sin embargo, utilizan como vertedero.
Estructura tortuga.